Tenlo claro...

La primera vez que traspasó aquella puerta, apenas alcanzaba el metro de estatura. Se quedó en el umbral, aspirando el aroma a magia que desprendía aquella casa. La estancia estaba en penumbra, iluminada únicamente con una luz anaranjada, sin fuente aparente, al menos el pequeño no sabía de donde venía.

Se atrevió a dar un paso, y otro, y otro, hasta que se encontró de frente con la dueña de la casa, la que lo había traído hasta allí. Estás entrando en el mundo de los sueños, el mundo de las artes, el mundo ficticio y real, donde todo se rompe y se regenera de nuevo. Donde todo es infinito. Ahora te lo creerás, pero cuando seas mayor, empezarás a ponerlo en duda.

Los adultos son todos unos ilusos, no saben que la literatura lleva a todas partes.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Eco.

Cuando vas a una exposición de cuadros, todo lo que oyes es el eco de los pasos de los visitantes.
Y nada más. Existe tal silencio allí que pronunciar una palabra se hace imposible.
El silencio en esos lugares se hace fuerte, inquebrantable, y el que se atreve a romperlo se convierte en violador, del silencio, claro está.

Porque te da vergüenza. Tienes miedo de cambiar lo que ocurre en esa sala. Tienes miedo de... ¿De que tienes miedo? De interrumpir los pensamientos de los demás.

Quizás tengas una señora extravagante, vestida de rosa y amarillo chillón, que quizás esté pensando... Bueno quizás esté pensando en lo absurdo del arte abstracto que tiene delante de sus narices, cuando no se da cuenta de que ella misma es un cuadro abstracto y que debería mirarse al espejo antes de salir de casa.

Quizás en el centro de la sala se haya sentado en un banco un chico con cascos, escuchando quizás música poco convencional, haciendo más caso del que a él el gustaría a la obra que tiene delante, porque aunque él no lo sepa la está observando mientras opina que estaría mucho mejor en un concierto de rock. Pero llega a la conclusión de que un poco de silencio de vez en cuando no está mal.

Puede que también... Exista un hombre con camisa y vaqueros observando un cuadro, pensando si existe otra percepción del mismo, si es lo que está viendo o en realidad intenta expresar otra cosa que no capta. Así que se tiraría allí horas y horas dándole vueltas al cuadro, girando la cabeza para verlo desde otra perspectiva, solo por si acaso, intentando llegar a una conclusión lógica.

Existe también, en algunas ocasiones, el fantasma de un rubio que se dedica a criticar todo cuadro viviente, sin excepciones. Ninguno le gusta, ninguno le entusiasma, pero tampoco pone cara de disgusto, y mucho menos de alegría. Simplemente pasea y niega.

Si, son demasiadas personas para una exposición de cuadros y esculturas. Pero no es una exposición corriente. Es privada, solo para algunas personas especiales. Claro que, cuando tienes muchas personas especiales, deja de ser un sitio privado.

Por eso prefiero que sean pocos. Pocos para que exista el eco de sus pies, para que eso sea lo único que les delate, sus pisadas, dejando marca en el suelo, marca sonora.

¿Alguna vez os habeis preguntado para que existe el eco?
Esta es mi respuesta. La mia.

martes, 1 de septiembre de 2009

Bombones

Escribir... Es lo único de lo que me creo capaz de hacer ahora. Quizás porque sea una buena manera de expresarse aunque no lo haga con una gran claridad.

El karma. Si, simplemente el karma. Me estoy dejando llevar solo por el karma.

Y funciona.

Es interesante ver como las cosas se solucionan solas. Practicamente solas, al mínimo paso que das.

A pesar de que yo hoy debo hablar de pasos grandes.

Domingo. No, hoy no lo es, lo ha sido ayer... Y ayer fue un bueno domingo... Con domingo me refiero a una persona que se fue un domingo. Y volvio un lunes.


Quizás haya vuelto como algo abstracto, sin pegar. Ahh.. Si, recuerdo esa metáfora.
Es como si su recuerdo se estuviera rompiendo y no tuviera pegamento.
Pero.. Ahora hay pegamento. Quizás aguante menos tiempo... Pero cuando se rompa habrá más pegamento.

Si, porque ese pegamento surgió del desahogo... De explicarle las cosas a uan persona ajena a todo esto. Completamente ajena que decidió escoger escuchar en vez de hablar.

Hablemos de esa persona, hoy me siento con fuerzas para hacerlo.

Es... ¿Como describir algo que no conoces? Misterio. Eso es. Te puede salir tanto con un bombón de licor, bonito por fuera pero áspero por dentro, como con uno de pranilé.. dulce y suave.

Si, es una comparación pobre para ser pensamientos. Pero debo explicarlo así, porque los bombones me gustan pero los como en contadas ocasiones.

Y me gustaría hacerlo más a menudo. Pero para eso necesito que alguien me compre bombones. Necesito que él me compre bombones.

¿Si me los va a comprar? Eso aún no lo sé. Es probable, posible que si. Pero todavía no me quiero creer nada. Solo por intentar ser realista y positiva a la vez.

Hablar por messenger de vez en cuando no es suficiente, es frio y distante. Y de ningún modo es aceptable en una amistad seria.