Tenlo claro...

La primera vez que traspasó aquella puerta, apenas alcanzaba el metro de estatura. Se quedó en el umbral, aspirando el aroma a magia que desprendía aquella casa. La estancia estaba en penumbra, iluminada únicamente con una luz anaranjada, sin fuente aparente, al menos el pequeño no sabía de donde venía.

Se atrevió a dar un paso, y otro, y otro, hasta que se encontró de frente con la dueña de la casa, la que lo había traído hasta allí. Estás entrando en el mundo de los sueños, el mundo de las artes, el mundo ficticio y real, donde todo se rompe y se regenera de nuevo. Donde todo es infinito. Ahora te lo creerás, pero cuando seas mayor, empezarás a ponerlo en duda.

Los adultos son todos unos ilusos, no saben que la literatura lleva a todas partes.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Si lo supieras todo

Hay momentos en los que creo que no me queda nada por vivir, que ya me he visto en todas las situaciones embarazosas posibles y que ya he dicho muchas veces "esto no puede empeorar".

Claro que puede, no existe una regla matemática que indique el límite de empeoramiento de una situación o de un día entero.

Estoy en la facultad de los fantasmas. Ella fue primero y ahora te veo a ti. Te veo antes de tener que verte desde el principio. A veces incluso dudo de si me metí aquí solo por volver a verte.

Sé que parece paranoico, pero cada vez que lo pienso, la idea me recuerda más y más a aquella ratita sucia y rastrera que solía ser contigo, y cada vez me acuerdo más del sentimiento de culpa que me envolvió después, cuando nos volvimos adultos de pronto y todo cambió. Como despertar de un trance en el que todo te sale mal.

Ese fantasma, incluso te podría llegar a hacer sombra, porque, como casi todo lo que existe a tu alrededor, es más interactivo que tú. Derrocha energía, no tiene miedo a hacerlo. Parece mentira que teniendo un ejemplo tan claro de fuente de eléctricidad, tú sigas siendo como el mar calmado, hacienod una referencia estupenda a tus ojos electrificables.


No, es cierto, tus ojos no eran tan geniales como habíamos pensado, estaba tan ciega que hasta olvidé esa parte marrón en el centro. Cuiosamente raro.

Pero aquello... aquello eras tú con años de más, con el mismo polo verde, si, y tus pantalones marrones claro, de acuerdo, pero no eras tú.


¿Dónde estás tú, que hasta eres capaz de influir a distancia? Con un solo parecido... La voz, los gestos, los rasgos faciales, la cantidad de cosas que identifiqué iguales.

Y que haré cuando mis clases sean inundadas por esa voz calmada, tan peculiar, grave y a la vez aguda... Dime ¿Es que tu voz te averguenza? Sigo sin comprender nada...

Y aún habiendoseme pasado todo, sé que hay algo que no... Que todavía sigue ahí.

Es obvio lo que es, y a la vez no... Pero por muy idioa que resulte, me quedé sin saber qué eres en relación conmigo ¿Qué eres?

No sabes hablar, no sabes gesticular, tampoco sabes odiar, y no sabes abrirte, solo sabes incomunicarte.. Y debería haberte mandado a la mierda hace ya mucho. Y sigues ahí, en un ahí abstracto, en el que ya no recuerdo tu cara con nitidez, donde se me han olvidado la mayor parte de los momentos....

Yo... aprendí, aprendí de esto, pero todo se irá por el precipicio abajo cuando em veas en un pasillo y me reconozcas. Bastará un comentario en bajo a cualquier compañero para ganarme otra ves tu poca decencia.

Y dime... ¿Si tanto aprecio te debería tener, porque a veces cuando hablo solo em sale lo malo?

Tu presencia me agobia, agobia mi arte, mi trazo, mi pluma. Arruga mi papel e inunda mi cerebro con dudas, dudas no resueltas y que nunca se resolverán.

Cuatro año señorito, uno sin vernos, y de sopetón otros cuatro años... Sé que lo elegí yo, porque no pretendía que tú me frenaras, frenaras mi arte, mi bien más preciado, como ya hiciste durante mucho...


Y aún así a kilómetros de distancia... Enturbias mi mente. Aunque de una manera u otra, ese que está delante, no eres tú, porque tú, y como mucha osadía diré... amigo mio... Tú, eres un cobarde.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Coger la pluma...

...y volver a escribir.

Alma estaba desanimada últimamente. Creía saber porque era, pero no llegué a realizar la pregunta.

A pesar de estar tantos años viviendo con ella, todavía no me atrevía a abrir la boca. Al fin y al cabo siempre era ella la que me hacía las preguntas. Yo observaba sentado desde el pasillo, la gran alfombra de color rojo, espesa, era un asiento cómodo. Ella se sentaba en el piano, adoptaba la postura de "El Pensador" y ponía cara de pena.

Era muy fotogénica en aquella postura, la fotografía era una de mis pocas pasiones, además de escuchar todas las historias que me contaba. Mientras intentaba llegar a una conclusión, alguien farfulló en francés, un susurro casi imperceptible. Alma se giró hacia la puerta, y vio mi rostro asomando por la abertura de luz.

Sonrió, y me invitó a pasar a la amplia sala de música. Aquel lugar, de paredes blancas, era uno de mis lugares favoritos de toda la casa, casa-mansión, era una casa de campo bastante grande, era difícil decantarse por una habitación concreta.

Juraría no haber visto a Ella en todo el día, debía de haberse metido en aquella habitación por la mañana. Ella vivía con nosotros desde hacía unos meses. Había cruzado toda la provincia y atravesado el lago a nado para escuchar las historias de Alma. Y ella la aceptó de buen grado. El único inconveniente es que sólo hablaba francés.


Alma adoptó de nuevo la postura, y decidió hablar en francés, para que Ella no tuviera problemas en entender lo que estaba contando.

-Vous savez pourquoi je suis un peu déprimée, non?(Sabéis por qué estoy un poco deprimida, ¿No?)- Ambos asentimos levemente.

-J'ai pensé que tandis qu'Ella était ici, les deux vous resteriez, mais déjà vous êtes plus grands, et il ne me devrait pas importer. D'avance elle vivait seul (Pensé que mientras Ella estuviera aquí, los dos os quedaríais, pero ya sois mayores, y no me debería importar. Antes vivía sola.)

-Ne te préoccupe pas- Ella, con sus grandes ojos verdes, miraba intensamente a quien había sido su compañera durante dos meses. Tenían una gran diferencia de edad, pero podía ver la admiración de Alma en sus ojos. Tenía muy claro que quería que ella fuera su sucesora, que aprendiera a contar historias-Nous te visiterons.

-Oui-añadí- No te vamos a dejar sola. Con todo lo que nos enseñaste, no podríamos.

-No nos atgevegiamos- Ella había aprendido, además de las artes que Alma le había enseñado, un poco de nuestro idioma, e intentaba hablarlo todo lo que podía, aunque no terminaba de entenderlo cuando le hablaban rápido.


Recuerdo con mucho cariño a Alma, hay demasiadas historias contadas, y demasiados momento vividos. Pero, últimamente no paro de pensar en todos los momentos que viví con ella y con Ella, sobre todo con... En fin, creo que lo que más me gustaría destacar son las numerosas tardes en las que el sonido del piano inundaba la casa y las noches en las que nos fuimos haciendo mayores conociendo historias cada vez más complejas.


Aunque sólo sean los recuerdos de un médico hablando de la persona que me dio a entender tanto en esta vida. Aunque su francés no fuera tan bueno como intentaba. Y aunque yo no sepa plasmar tan bien todo lo que me enseñó. Es el principio de un libro, escrito durante más de dos años, porque como ella decía: "Todo son lagunas, la vida va y viene, y las lagunas de poca inspiración sucedían a los momentos de gran creación artística y es en esos momentos en los que te tienes que sentar, cerrar los ojos e imaginar".