Tenlo claro...

La primera vez que traspasó aquella puerta, apenas alcanzaba el metro de estatura. Se quedó en el umbral, aspirando el aroma a magia que desprendía aquella casa. La estancia estaba en penumbra, iluminada únicamente con una luz anaranjada, sin fuente aparente, al menos el pequeño no sabía de donde venía.

Se atrevió a dar un paso, y otro, y otro, hasta que se encontró de frente con la dueña de la casa, la que lo había traído hasta allí. Estás entrando en el mundo de los sueños, el mundo de las artes, el mundo ficticio y real, donde todo se rompe y se regenera de nuevo. Donde todo es infinito. Ahora te lo creerás, pero cuando seas mayor, empezarás a ponerlo en duda.

Los adultos son todos unos ilusos, no saben que la literatura lleva a todas partes.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Cobardía se parece demasiado a tu nombre.

Si, te hablo a tí, pequeña bestia parda, desastre de experimento. Si, tú, ese ente sin sentido concreto, ni forma, sin estilo definido, con una estética caótica. Te hablo a ti.


¿De qué te alejas? ¿De qué te escondes? No lo sé, no sé si quiero saberlo. No sé de hecho si quiero volver a saber de tí, whatever.

Porque me cabrea la falta de comunicación, y lo sabes. Sabes que me parece mal que no me cuentes las cosas, y sé que pasa algo, algo importante que estás decidida a no contarme, al menos directamente, pero oye, whatever.

No, whatever no, quizás parece egoísta por mi parte, pero me haces atribuirme el mérito de no merecerme tus secretos, y ooh, si esto podría ir en un privado, pero... la casualidad quiere que no lo pueda mandar.

¿Qué existe el correo? Lo sé perfectamente, ¿Qué no lo uso? Si, eso también lo sé.

Estoy gastando una preciosa entrada, lo que podría ser preciosa, por tratar de decirte que tengo sospechas, como siempre sospecha Sherlock Holmes, y que me están echando hacia atrás ¿Qué cuales son? Ni las sabes, y francamente ni te importan.

Pero, whatever, es tu respuesta para todo ¿No? No vale un whatever.

Éramos tres y cuatro, lo fuimos siempre. Pero parece que solo una de nosotras era el hilo conductor de las demás ¿No sabemos vivir con ella lejos? Quiero decir, juntas, no sabemos vivir juntas.

Claramente que me duele, me está doliendo que no hables conmigo que no me lo cuentes, ¿Acaso es tan importante no hablar de ello?

Pues, bueno, no sé, las ideas vuelan, VUELAN.

No pretendas que siempre aguante que te guardes las cosas para tí, porque eso es conseguir el efecto contrario a lo que esperas.

1 comentario:

  1. Bueeeeno, y ahora que ya me has llamado cobarde en público y has reconocido en privado que era una exageración y que no soy cobarde ^^
    podías escribir algo bonito para quitar eso de ahí, ¿no?

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