Tenlo claro...

La primera vez que traspasó aquella puerta, apenas alcanzaba el metro de estatura. Se quedó en el umbral, aspirando el aroma a magia que desprendía aquella casa. La estancia estaba en penumbra, iluminada únicamente con una luz anaranjada, sin fuente aparente, al menos el pequeño no sabía de donde venía.

Se atrevió a dar un paso, y otro, y otro, hasta que se encontró de frente con la dueña de la casa, la que lo había traído hasta allí. Estás entrando en el mundo de los sueños, el mundo de las artes, el mundo ficticio y real, donde todo se rompe y se regenera de nuevo. Donde todo es infinito. Ahora te lo creerás, pero cuando seas mayor, empezarás a ponerlo en duda.

Los adultos son todos unos ilusos, no saben que la literatura lleva a todas partes.

jueves, 1 de abril de 2010

Puto abril

Sé que no es fácil pequeña. Ya lo sé. Déjame que te cuente una historia.

¿Recuerdas la nieve? Recuerdas aquella historia ¿verdad? La culpa es mía por habertela contado. Tengo que disculparme hija, no te conté la verdad.

Elle, Elle cielo, sé que no quieres hablar conmigo, pero escúchala, aunque no contestes.

Lo primero que deberías saber es que es uno de mis preciados tesoros, y que todo fue mentira. Los árboles, los copos de nieve, el primero al último, todo, fue mentira.

Perdona si no quise decírtelo, pero el final era demasiado duro para contártelo. Yo... Él... No fue así, nunca lo sería.

Verás, hay veces que la gente se equivoca, se equivoca mucho. Se supone que hay que saber perdonar... Pero aquello, aquello parecía no tener solución.

Sé que no entiendes nada cariño, pero debo decirlo. Yo... No tenía porqué haberlo hecho, yo también soy demasiado buena. Pero lo hice, y me arrepentiré toda la vida.

Le llamé, Elle, y fue un error. El último momento había sido bonito, sin mentiras, puro. Pero después quise llamar, a pesar de saber que no debía hacerlo, pero necesitaba llamar.

La conversación tampoco mejoró la llamada, una vez cometes un fallo, la lógica te impulsa a seguirlo.

Sé que él me seguía queriendo, lo sabía, pero mi corazón no atendía a razones, se había roto. Había conseguido hacerme sentir peor. Me creí morir, había fallado. Yo, había fallado. Intenté mantenerme firme en aquella palabra "idiota" dicha con total cariño, el cariño con total siceridad.

Todavía no sé porqué empecé a marcar, supongo que solo quería oir su voz, pero oir su voz suponía arriesgarse a un grito o a una mala contestación. Casi la tuve. Tampoco sé porqué te lo cuento ahora, a través de esta puerta, no siquiera sé si me escucharás con tanto ruido que tienes en la cabeza. Supongo que sé que esta es la única manera de decir las cosas sin decirlas del todo.

Elle... cuando quieres a alguien haces las mayores estupideces del mundo, lo que te convierte en idiota. A veces crees haber hecho mal, la vida te enseña a realizar buenas acciones, y a rechazar ciertas actitudes.


Todavía no sé si aquello fue bueno o malo, si realmente hice tan mal como yo creía que había hecho justo después de que colgara sin escuchar mi despedida. Solo sé que en el momento de la llamada entendí que aquellas dos semanas eran en compensación a lo que me esperaba después: el silencio. No eterno, por supuesto, que tontería, y aunque le mentí y le dije que sería capaz de vivir un par de días con aquello... Ambos sabíamos que fue la mentira más grande de la historia, y que no lo soportaría. Después de escuchar aquella voz, no.

Simplemente Elle, rezo. Rezo por que algún día yo madure, siendo tan mayor como soy. Rezo, porque creo que algún día me escuchará, rezo porque alguien me proteja del infierno y rezo porque no creo en Dios. Rezo por pegarme pronto.

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