Tenlo claro...

La primera vez que traspasó aquella puerta, apenas alcanzaba el metro de estatura. Se quedó en el umbral, aspirando el aroma a magia que desprendía aquella casa. La estancia estaba en penumbra, iluminada únicamente con una luz anaranjada, sin fuente aparente, al menos el pequeño no sabía de donde venía.

Se atrevió a dar un paso, y otro, y otro, hasta que se encontró de frente con la dueña de la casa, la que lo había traído hasta allí. Estás entrando en el mundo de los sueños, el mundo de las artes, el mundo ficticio y real, donde todo se rompe y se regenera de nuevo. Donde todo es infinito. Ahora te lo creerás, pero cuando seas mayor, empezarás a ponerlo en duda.

Los adultos son todos unos ilusos, no saben que la literatura lleva a todas partes.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Gira y dale la vuelta

Es algo que pensé hace mucho. No... no sigo dándole vueltas, bueno, la conclusión al final. Ahora el desarrollo, sigamos el orden cronológico.

Imagínatelo conmigo, y observa lo peligroso que resulta soñar. Habríamos llegado, te habrías sentado a mi derecha, me habrías mirado y, entonces, entendiendo que todo nos iría bien, me pasarías el brazo por los hombros para sentirte cerca, rozar tu nariz contra mi mejilla, haciéndome cosquillas. Ni siquiera un beso, solo lo suficiente para saber que estás ahí, y que nada era mentira.

No atender a la pizarra, sabir a dibujo y que no diera tiempo a terminarlo, porque... habría algo más importante... No tanto importante como"nuevo". Estas cosas siemrpe son nuevas.

Y si, darnos la mano, como algo insignificante, lo importante es el beso de después, pero... darnos la mano y sentir como se me escapa la sonrisa. El roce de tu nariz contra mi mejilla, otra vez, esta vez buscando una vía por la que encontrar mis labios.

Vale, fin del juego. Sintiéndote lejos me cansé de la situación. No soporto el sentirme engañada, falseada por alguien a quien ni siquiera puedo ponerle cara, hecha todo ridículo, no soporto sentirme pormenorizada y metida en uan caja, otra vez.

Pero, tras las acusaciones, los malentendidos, supiste sacarme. Con un abrazo, esa cosa, ese sentido que tanto me gusta en otras personas. Esa sensación de sentirme abrazada, protegida, rozando mi mejilla contra lo que desprende calor humano, contra algo que me da calidez.

No sé como, pero me enfado, contigo, si. Pero... recuerdo ese gesto, que tanto me sorprendió, tanto. Y me hace pensar que quizá, en otro giro del camino, en un giro con menos... roces, quizá no choquemos tanto, y sea posible una conexión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario