Tenlo claro...

La primera vez que traspasó aquella puerta, apenas alcanzaba el metro de estatura. Se quedó en el umbral, aspirando el aroma a magia que desprendía aquella casa. La estancia estaba en penumbra, iluminada únicamente con una luz anaranjada, sin fuente aparente, al menos el pequeño no sabía de donde venía.

Se atrevió a dar un paso, y otro, y otro, hasta que se encontró de frente con la dueña de la casa, la que lo había traído hasta allí. Estás entrando en el mundo de los sueños, el mundo de las artes, el mundo ficticio y real, donde todo se rompe y se regenera de nuevo. Donde todo es infinito. Ahora te lo creerás, pero cuando seas mayor, empezarás a ponerlo en duda.

Los adultos son todos unos ilusos, no saben que la literatura lleva a todas partes.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Tin, tin, tin...

Campanilla.

De algún modo, sabía que no podría escribir esto hasta que le encontrara una sensación lógica a la que pegarlo, adherirlo, relacionarlo con...

Durante dos días viví asustada dentro de una habitación a oscuras donde los recuerdos me abrumaban, y solo conseguía verlos borrosos. Me sentía asustada, medio engañada, y totalmente fuera de lugar.

Fue en ese momento cuando descubrí que tenía un rincón secreto, un lugar al que nadie puede acceder, un rincón donde podía pensar sin miedo a ser descubierta.

Estaba asustada... Asustada de mis descubrimientos, asustada de como poco a poco una de las luces de dentro se fundía dejando un hueco negro, un agujero negro. Sostuve entre mis manos esa pequeña lucecita, mientras iba perdiendo intensidad y color, hasta volverse una pelota.

Cada vez que pienso en esa sensación me angustio y noto una presión en el pecho, como cuando quieres llorar. Lloré, claro que lloré, como llora por una pérdida importante.

Pero... Al fin y al cabo lloras por miedo. Por miedo a verte sola, a ver que todo sigue, avanza, pero falta algo, continuar con hueco que sabes que, esta vez no se puede cambiar, porque nadie te volverá a tener como amiga A', porque sabes que es una cosa única, que no existe en otro sitio.

Porque Sherlock Holmes, había desaparecido, se había dormido y no se pronunciaba, y los recuerdos, solo eran eso recuerdos, abrumados por la sombra del presente.

Pero... Siempre hay un pero.

Era mucho más fácil que ponerse a pensar en todo aquello, en todo lo que fue pasado ¡Qué más daba aquello, si no se iba a repetir, y no servía de nada contra el nudo en la garganta que te advertía que volvería a llorar!

Pero era mucho más fácil, era crear un nuevo recuerdo, una nueva conveersación que me verificara, que repitiera mil veces en mi cabeza que, por mucho del pasado, el presente no había cambiado. Era un piano. Era notar una melodía y era ver que esa, y solo esa es la razón.

El eje... La música, y siempre la música. Volvieron millones de frases, volvió el Carpe Diem, volvieron las tardes y noches de pregunta y de conversaciones idiotas que no tienen otro objetivo de hacerme reir durante horas.

Volvió tu sonrisa, y esa sensación de calidez cuando te abrazas. Volvió el andén, y la mierda de domingo, pero el genial viernes... Volvieron días, semanas. Volvió la nieve.

Y volvió... volvió.... volvió el dorado. Es lo que importa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario