Tenlo claro...

La primera vez que traspasó aquella puerta, apenas alcanzaba el metro de estatura. Se quedó en el umbral, aspirando el aroma a magia que desprendía aquella casa. La estancia estaba en penumbra, iluminada únicamente con una luz anaranjada, sin fuente aparente, al menos el pequeño no sabía de donde venía.

Se atrevió a dar un paso, y otro, y otro, hasta que se encontró de frente con la dueña de la casa, la que lo había traído hasta allí. Estás entrando en el mundo de los sueños, el mundo de las artes, el mundo ficticio y real, donde todo se rompe y se regenera de nuevo. Donde todo es infinito. Ahora te lo creerás, pero cuando seas mayor, empezarás a ponerlo en duda.

Los adultos son todos unos ilusos, no saben que la literatura lleva a todas partes.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Presión

Preguntas, por todas partes. Pero es que esta vez no las hago yo. Y es simplemente la misma pregunta formulada un millón de veces. Y un millón de veces borro ese recuerdo de mi memoria, y miento, y digo que no sé nada, que ignoro por completo ese espacio de tiempo. Que en mi memoria eso no existe.

Pero si ha existido, y estoy mintiendo. Mintiendo... ¿Por qué estoy mintiendo? Porque asi protejo lo que mas quiero en el mundo ¿Es por eso? ¿Ni siquiera me estoy protegiendo a mi misma?

No.


Me dejo caer sobre la cama, abrumada. No puedo dormir. Todo me da vueltas, y una y otra vez pienso en la suerte y la perfección. Y por primera vez me doy cuenta de que la primera hace mucho que la recuperé, y que la segunda hace mucho que perdi el acercarme a ella.

Intento dejar de pensar, y la oscuridad comienza a salir de mi cabeza.

Un buen escritor es aquel que se esfuerza por escribir, aunque el dia considere que no es el mejor momento. Ese fue el primer pensamiento que apareció en mi mente cuando todo dejó de darme vueltas y ya nada estaba en sombras.


Sentí un olor, un olor imposible en aquella estancia. Pero era su olor. Me dejo llevar por otro recuerdo, uno que me provoca una sonrisa en la cara que no puedo reprimir.

Seguía allí, como un sueño imposible, como una sombra en el viento que se desplaza a una velocidad de risa. Olor a cerveza y sonidos de bar. Un bar lúgubre, que con tanta gente parecía demasiado pequeño, música a todo volumen.

Miradas y reencuentros.

Un lugar y un momento en el tiempo donde las enredaderas no eran la mejor metáfora para ejemplificar mis pensamientos retorcidos.

Un nuevo salto en el tiempo. Su sonrisa, una sonrisa amplia, que demostraba el no habernos visto en eras. Un abrazo infinito y una noche sin dormir.

Una habitación desordenada, los cajores abarrotados de ropa, las acústicas sobre la cama, el escritorio abarrotado de pañuelos. Todo seguía en su sitio, tal y como lo recordaba. Y si abrias la ventana olía a mar y a arena, olía a verano y a vacaciones. Olía a libertad.

Otro salto y esta vez me invade una calidez tremenda. Algo pesa a mis espaldas, una guitarra. Tranny. Paso los dedos por las cuerdas y siento como un sueño se convierte en realidad, y como la rabia de perder una y otra vez se convertía en música para nadie.

Y el frío de la calle de después, aunque aún era de día.

El último salto, un adios. La bruma vuelve nublandome la vista y mareandome de nuevo, pero sin conseguir adormilarme lo suficiente, haciendome llorar. Mañana se me notará, pero no me importa. Lo importante ahora es salir de allí.

Pero al menos las preguntas se han ido, para no volver. Mientras, la ciudad donde vivo es la ciudad donde los sueños imposibles se cumplen, aunque no sean para siempre, y en la que siempre, siempre está nublado.

1 comentario:

  1. Tú... valorarías esto más que yo.
    Que soy egoísta y solo me importo yo.
    Ves? yo por todas partes.
    Me encanta la presión. Aunque suene a paradoja. Me encanta... me encanta, me encanta.
    Es genial.
    Pero esto, tambien es tuyo.
    Así que duerme de una vez. Y tranquilízate.
    Nadie que no sea yo lo va a romper.

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